22 de noviembre de 2010

El trayecto

 ¿Nunca os ha pasado de ir viajando en un tren y sentir que os estáis dejando llevar?

A mi sí. Ahora mismo. 

Es como si una vez me subo, ya no hubiera  vuelta atrás, ni arrepentimientos, ni titubeos, ni indecisiones. 

Te sientas,  te pones tus auriculares, desconectas  mientras te pierdes por esos paisajes efímeros, te olvidas por un instante que formas parte del mundo, quizás porque es  un momento en el  que no tienes que hacer nada para llegar a tu destino, tan sólo sentarte y esperar. 

ESPERAR, eso que no hacemos en otras circunstancias de la vida, ya que en los tiempos que corren  tendemos a ir a buscarlas. Pues en el tren no… es él quien lo hace por ti.

Y de repente, cuando ya  estabas creyendo que ese momento era tuyo, de descanso, de reflexión, llegas a tu destino, o mejor dicho, el tren llega por ti. 

Y coges tus pertenencias, ésas que tan indispensables para sobrevivir crees que son, y bajas. Y ya vuelves a formar parte del mundo.  Otra vez.




2 comentarios:

  1. Desconectar mientras viajas, mientras el tiempo pasa, mientras te mueves sin mover ni un dedo. Y simplemente esperar a llegar al destino... me gusta

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  2. Gracias por tu aportación y bienvenida al club de las chicas de hoy! :)

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